jueves, 12 de mayo de 2016

Eso



Ella no era diferente al resto de sus semejantes. Era joven, relativamente guapa, las curvas de su cuerpo recordaban a las obras de Rubens y, en bastantes ocasiones, su concepto de si misma no era el mejor del mundo. Pero eso no le importaba porque sabía de sobras lo que le hacía recobrar su nivel básico de autoestima. Era algo que años atrás nadie se habría imaginado pero que de golpe y porrazo ese algo parece ser que se extendió igual que se extendían las epidemias en la Edad Media.

Su confianza dependía de algo exótico y cercano a la vez. Ella lo necesitaba igual que los pájaros necesitan sus alas para volar. Y era muy difícil de conseguir en algunas ocasiones. No importaba el esfuerzo ya que la recompensa siempre era infinitamente más satisfactoria que cualquier esfuerza que hubiera que hacer.

Eso que necesitaba lo podía conseguir por si misma, pero el efecto que le producía no era el mismo. Ella tenía que conseguirlo de una forma indirecta. El hecho de ser ella la que lo consiguiera de forma directa le producía una sensación de disgusto consigo misma que no le beneficiaba nada. Y más teniendo en cuenta que eso era lo único que la salvaba de su propia negatividad.

Su método era bastante sencillo. Para conseguir su objetivo necesitaba que se lo ofrecieran. No importaba que ella lo sugiriera. Muchas veces ni lo tenía que insinuar ya que eso estaba tan extendido que a una gran mayoría de la población también le fascinaba. Aunque seguramente no de la misma manera que a ella.

Una vez la propuesta estaba hecha ella entraba en un estado de euforia personal. Lo que pasaba después de conseguir eso era siempre parecido. Algunas veces sucedía incluso antes y eso se convertía después en su recompensa.

Ella sabía el motivo por el que lo hacía y lo que quería conseguir en ella. Sabía que nunca se sentiría bien consigo misma y que eso que le daba la felicidad pasajera le acabaría produciendo más dolor.


Pero no tenía otra opción. Al fin y al cabo, eso es lo que hace la cortesana del sushi.



Por Abuga

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