lunes, 11 de enero de 2010

Mamma mia!

Esta mañana me ha pasado una de esas cosas de las que te advierten de que un día te pasará, y no me refiero a encontrarte a un actor porno en el metro, eso ya me pasó en agosto.


El caso es que iba de camino al trabajo esta mañana y he recordado que la mujer que me trajo al mundo me regaló unas camisetas que compró el domingo en las rebajas para mi.

Le dije que me gustaban, pero le eché una “mini-bronca”. Básicamente consistía en que no se tenía que haber gastado tanto dinero (que tampoco era mucho, pero no está para ir derrochando la mujer).

De repente me viene un flash back y empiezo recordar todas las cosas que ha hecho mi madre por mi, des de traerme comida, llamarme para preguntarme si me encontraba bien cuando he estado malo, hacerme regalitos chorras... y de lo estúpido que he sido con ella, pero mucho.

Ya sabeís a quién he salido ¿no?


Entonces de golpe y porrazo me he puesto en su piel. He imaginado como me sentaría a mi una contestación o una actitud “rancia” cuando me comporto así con alguien a quien quiero o le tengo mucho aprecio. Está claro que no estaría al mismo nivel que el que tiene una madre con un hijo y más teniendo en cuanta que soy hijo único.

Ahí es cuando se me han caído los cojones al suelo, en mitad de la calle. “Que hijoputa eres”, no podía pensar otra cosa. Yo siempre me he defendido que yo tengo mi vida y que ella es muy pesada, que es mi papel como hijo renegarle y ella ser pesada por naturaleza... excusas tontas vamos.

Luego me he puesto a pensar que pasará el día que no esté y me he asustado bastante. Supongo que va por etapas lo de tener miedo a que desaparezcan tus padres. No se, me ha dejado bastante descolocado.

Lo peor de todo es que no paro de darle vueltas y de escuchar esta maldita canción.

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