lunes, 16 de mayo de 2011

Un cuento oscuro



Siempre había vivido en la mas absoluta oscuridad. Sus ojos estaban acostumbrados a no ver nada, el negro era el único color que conocía. No echaba en falta poder ver, ya que se podía mover con total libertad en su hábitat. Conocía a la perfección dónde se encontraba cada cosa. El hecho de que su vida transcurriera entre las sombras no excluía que él supiera que fuera de aquella cueva viviera gente a la luz. Alguna vez le pareció ver un destello fugaz, pero no estaba seguro de saber si era real o fruto de su imaginación. Siempre tuvo la duda, ya que no podía basarse en nada para poderlo comparar. No sabía lo que era el calor, pero tampoco lo echaba de menos ya que el frío era lo único que conocía. Siempre creyó estar solo allá dentro, y en parta era así, ya que desconocía que estaba rodeado de vida.

Un día, entró por una rendija entre las piedras algo luminoso, el brillo más potente que existe. Él se asustó ya que no sabía lo que era. Su primera
idea fue huir, pero después se acercó. La curiosidad y, en parte, la ilusión de estar ante aquello que jamás había visto antes, pero que sabía a la perfección lo que tenía delante de él. Aquella luz lo iluminó todo. Él creyó que ya jamás volvería a vivir en el negro absoluto.



Se equivocaba. Aquella luz estaba igual que él, igual de perdida, igual de desconcertada. Lo único que le diferenciaba de él era que irradiaba luz. Parecía que se necesitaban mutuamente, pero no era así. La luz tiene a expandirse y la oscuridad a absorber.


Él estaba encantado de poder ver cosas que antes solo podía tocar o sentir, pero un día la luz parecía querer salir de allí, seguramente porque aquel no era su sitio, o porque él no supo tratarla como se merecía.En parte comprensible, ya que jamás había experimentado algo igual, exceptuando los pequeños destellos.

La luz se alejó dejandolo haciendo que lo que tenía forma y color se volviera a fundir en las sombras. Se podría decir que todo volvió a la normalidad, pero no fue así. Lo que antes era negro, un todo ahora era la oscuridad absoluta. Él estaba perdido, era incapaz de reconocer nada.

Seguramente que muchos pensarían que se quedó como estaba, que no era para tanto. Posiblemente no, lo que es seguro es que ahora si que sabía lo que era estar ciego.

"La luz lo cegó y lo abandonó en la oscuridad, una nueva oscuridad"



3 comentarios:

tidusin dijo...

Pues sí, además me gusta que hagas uso de tu faceta literaria, que sin Beyoncé y Girls Aloud también vales mucho! :P

Y hay tantas luces en el mundo... tu solo procura que la tuya se vea bien :)

Anónimo dijo...

piel de gallina

Felisa dijo...

Precioso cuento, digno de Jorge Bucay como mínimo, porque tiene también su moraleja y su juego de contrarios; luz y sombra ... y luz que puede provocar la oscuridad más absoluta.
Me ha gustado muchísimo... sigue escribiendo: tú sí que vales!!

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